Río Seco
Abrió la nevera en busca de la última cerveza que, sabía, ella había escondido tras las bolsas de lechuga preparada. Con la hebilla del cinturón raspaba el suelo de la cocina a cada bandazo que su cuerpo, casi vencido, daba por ella.
Desde la ventana se divisaba un terreno tan áspero como la piel de sus manos. Apoyó su frente sudada sobre el cristal dejando marcadas en él todas sus arrugas, como quien deja la huella dactilar de la memoria. Después salió de la casa, evitando pisar el cuerpo de ella, que como un bargueño, inerte, ocupaba medio pasillo, mientras repetía:
-El río seco corta la ciudad como un latigazo en la espalda, luego la herida se extiende a ambos lados de la orilla-
Con este microrrelato he resultado finalista en el concurso de Ralismo Sucio, Homenaje a Bukowski convocado por la editorial ArtGerust.
Con los finalistas se ha editado una pequeña antología.