Para Candela Ortiz Mata
Te esperare tranquilo
como el agua que soy, mansa.
Devoraré a tu madre, con los ojos,
como el aire lo hace con su boca.
Desearé tu primigeneo llanto
cuando tu cuerpo, como ropa nueva,
recien lavada,
tendida boca abajo,
y la vida te abrigue con su espacio.
Estrechare tu mano, para siempre,
mientras buscas el aroma de tu madre
y entras en mi corazón unida a ella,
este corazón que contiene dos entradas y salidas,
sístole, diástole.
Elige tu la entrada,
que ya me encargo yo
de tapar todas las salidas.
Jorge Ortiz
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