sábado, 22 de octubre de 2016
PRESBICIA de JORGE ORTIZ ROBLA
Jorge Ortiz Robla
Baile del Sol, 2016
Los versos de Presbicia exfolian la piel de los días.
A su contacto, se hace carne lo circular, aquello que transita y vuelve,
aquello que siempre está, como el ojo que mira y regresa adentro,
cargado con el rojo rastro de las fronteras que abren heridas y cierran mañanas.
Un regresar, con el cansancio atesorado por los años.
Un regresar, con lo visto al otro lado, lo roto.
Un regresar desde la ceguera [¿Has visto?] para volver a prender
la mirada y aprehender la escucha, incluso contra ese paso que
pesa en nuestras agujas cargadas de horas. Incluso, contra la propia
turbidez del cristalino, empeñado en su tejer puntos de vista agotados.
A este lado, sus versos nos llevan más allá de lo textual,
hasta detenerse en lo diminuto, lo corriente, lo persistente
en su exacta sincronía de acontecer diario, alimentado
por ese ruido del grifo abierto en la cocina (cuando)
era una cascada de nervios.
Al otro lado de lo visto, de nuevo el mundo, dejando atrás
lo que somos: una circularidad que no se detiene, que nos envuelve y,
que de tan cerca que nos contiene, ni la vemos.
¿Será porque vivimos desenfocados de lo más próximo?
Jorge nos regala con Presbicia, una lectura que devela lo velado por la rutina,
un foco que irrumpe clarividente en el sigiloso poso del fondo de los días.
Deja a sus palabras, deja que entren en tus ojos, /
que limpien las impurezas, / que se adhieren como polvo a la retina.
B. Ramón Campos Barreda
1
Debías haber venido antes,
el mar ya está distinto.
¿Has visto?
Las matrículas de los coches han cambiado
pero sigue siendo la misma ciudad.
Fronteras,
las nuevas fronteras,
pintadas con escuadra con un mapa.
Como una radiación que destruye
un organismo celular.
Como un bisturí que corta
sin importar hacia qué lado de la herida
vamos a sangrar.
PRESBICIA
Hay una gaviota sobre rl alfeizar de la ventana,
abierta.
Ella picotea el silencio,
a mi me hace pensar.
Algunas noches la electricidad suena como una chicharra
en el enchufe de la mesilla,
cuando cargo mi teléfono móvil.
Es el roce de los electrones y el metal al entrar,
como una tubería vieja.
El corazón de la ballena late lento
como el bostezo de un oso antes de invernar.
En cambio el tuyo se acelera por segundos
mientras te ciñes la ropa interior y me dices,
-Aléjate, de cerca no puedo.
Aléjate, de cerca no puedo,
Ver el dolor-
Ramón Campos Barreda ~RCb~ (Ribarroja d’Ebre, 1959)
Licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia.
Actualmente mi actividad principal es ser aprendiz y aprehender
los entresijos de la vida y las urdimbres de las palabras y
sus insignificantes, transmutar texturas textuales en
sonoras ante públicos di-versos, y escribir reseñas
de libros que me gustan por pura vocación.
Coordinador del club de lectura Leeyendo de la Avv de Museros (Valencia).
Promotor y coordinador de “Intromisión poética al Mercat”,
que programa lecturas poéticas, y otras intromisiones, al mercat de
Mossen Sorell, de València y colaborador de la organización del último
Festival Vociferio, celebrado en Valencia en junio de 2016.
Finalista IV Premio de Poesía Asociación Cultural Fractal,
con Aún tu nombre, poemario de próxima publicación con El Petit Editor.
Y esto solo es el principio….
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