La mujer estaba tan delgada,
la piel casi pegada a sus huesos,
solo pellejo,
solo pe-lle-jo.
Con un jersey de rallas
y en cada banda un pecho.
Con la bufanda larga
como cabello sieso
como cabello seco,
pero la mirada tan viva
que hacía de lo demás
escorias de sal y despecho.
[Luego, al llegar a casa, encendió un cigarro y desnudó su cuerpo]
JOR#
No hay comentarios:
Publicar un comentario